viernes, 8 de enero de 2010

DE NADA

Paola salió sin suerte de la librería y el "gracias" que le contestó el Sr. Pausa cuando le abrió la puerta, retumbó en su cabeza todo el día; la ligereza y fortaleza de sus andares fueron decayendo de camino al Metro, una vez dentro, se despistó con las primeras señales de aviso, tropezó bajando los escalones y consiguió no caer; cuando aún se balanceaba con el intento de mantener el equilibrio, se enredó su negra y larga melena con el botón de la americana del pagafantas que se cruzó, y antes que pudiera ver cómo salía el botón disparado, se sorprendió con algo enganchado en su mejilla, la piruleta del niño que rompió en llantos su ilusión; el segundo aviso, le recordó que debía llegar a la librería alternativa antes de que cerraran, el tiempo le venía encima y le agobiaba la idea de llegar con las manos vacías a su cita; consiguió entrar en el vagón colando, justo antes del cierre de puertas, el zapato de tacón a la vía y después de dos paradas de contensión, preparó posiciones para salir la primera. Cuando abrieron las puertas, siguió a paso firme por el andén y al llegar medio descalza a los escalones, sube uno, sube dos y acto seguido el peso de su cuerpo se inclina brúscamente hacia delante notando ligeramente el vuelo del vestido en su nuca y dejando ver a los seguidores sus braguitas de blonda y un tatuaje en la nalga: "sin prisa pero sin pausa".

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